Los Premios CSIC-Fundación BBVA reivindican la comunicación científica como herramienta clave para construir sociedades capaces de afrontar los grandes desafíos del mundo actual
Premiados el diario 'El País' y los investigadores Alfredo Corell, José Antonio López Guerrero, Ignacio López-Goñi, Antoni Trilla y Margarita del Val
Premiados el diario 'El País' y los investigadores Alfredo Corell, José Antonio López Guerrero, Ignacio López-Goñi, Antoni Trilla y Margarita del Val
Los primeros Premios CSIC-Fundación BBVA han sido otorgados hoy en una ceremonia celebrada en la sede del organismo público de investigación, en un evento que ha reivindicado la comunicación científica como una herramienta clave para construir sociedades capaces de afrontar los desafíos del mundo actual. La ceremonia ha estado presidida por la presidenta del CSIC, Rosa Menéndez, y el director de la Fundación BBVA, Rafael Pardo.
La presidenta del CSIC ha destacado: “La ciencia es hoy, más que nunca, imprescindible para afrontar los retos globales que se presentan a nuestra sociedad: pandemias, cambio climático, conservación del patrimonio natural, sostenibilidad energética, digitalización; por mencionar algunos de ellos”. Por ello, Menéndez ha resaltado el papel crucial de los periodistas especializados en ciencia y los científicos divulgadores “para poner el conocimiento científico al servicio del progreso y el bienestar social”. “La búsqueda del conocimiento”, ha concluido la presidenta del CSIC, “aun siendo un fin en sí mismo, sólo adquiere sentido cuando se hace público y es útil a la sociedad”.
El director de la Fundación BBVA ha subrayado: “Si queremos abordar con decisión y eficacia retos monumentales como los del cambio climático y la preservación de la biodiversidad, para los cuales no es verosímil dar en tiempos cortos con un fix científico-tecnológico análogo a la vacuna frente al SARS-CoV-2, necesitamos una sociedad con una cultura científica más amplia y estructurada que la existente hoy”.
En la categoría dirigida a periodistas especializados en comunicación científica, los ganadores en esta primera edición han sido el equipo fundador de Materia, la sección de Ciencia del diario El País, “por la extraordinaria calidad del periodismo científico que ejercen desde su fundación, que a lo largo de la última década les ha convertido en el referente mundial de la comunicación de la ciencia en español”, según el jurado. Los periodistas galardonados “han sabido combinar el rigor de las fuentes científicas más sólidas con un lenguaje accesible, atractivo e innovador, que aprovecha todo el potencial de las nuevas narrativas multimedia para llegar a grandes audiencias tanto en España como en todo el mundo hispanohablante”.
En la modalidad para investigadores que difunden conocimiento a la sociedad, el premio se ha otorgado a Alfredo Corell, José Antonio López Guerrero, Ignacio López-Goñi, Antoni Trilla y Margarita del Val, “por convertirse en la voz de la ciencia desde el inicio de la pandemia, transmitiendo el conocimiento científico sobre esta amenaza en un lenguaje accesible para el público general”, según el jurado. Frente a “la desinformación, los bulos y la manipulación”, los cinco investigadores galardonados “han atendido de manera incansable la demanda social de información científica fiable tanto sobre la naturaleza del coronavirus y sus modos de transmisión, como de las medidas preventivas necesarias para evitar su expansión, los posibles tratamientos y las vacunas”.
Cultura científica frente “la actual dinámica irracional”
“La pandemia”, ha explicado el director de la Fundación BBVA, “ha sacado a la ciencia del background, situándola de la noche a la mañana y de manera sostenida en primer plano de la opinión pública. Seguramente ha sido el único caso en más de medio siglo en el que lo más difícil de lograr, captar la atención a la ciencia por parte de todos los ciudadanos y de los medios, se ha conseguido”. Sin embargo, Rafael Pardo ha señalado que “sería lamentable que en el plano de la comunicación científica, su trayectoria fuera parabólica y que, con la feliz remisión de la pandemia, transitáramos a la rama descendente de la parábola, retornando al business as usual”.
Al contrario, si queremos contrarrestar “la actual dinámica populista e irracional favorecida por las redes digitales que mantienen vivas plantillas mentales, estereotipos y narrativas propias de épocas oscuras, incluso premodernas”, el director de la Fundación BBVA ha afirmado que “la difusión de la cultura científica debería ser reforzada de manera ininterrumpida e imaginativa”, y “el ejemplo de los premiados hoy en esta ceremonia, los científicos y los periodistas científicos, debería ser emulado y apoyado”.
Un programa para impulsar la difusión del conocimiento a la sociedad
En la ceremonia también se han entregado los diplomas de las primeras Ayudas CSIC-Fundación BBVA de Comunicación Científica a Lucía Casas, Leyre Flamarique y Ana Iglesias. La concesión de estas Ayudas les permite a estas tres jóvenes periodistas realizar estancias en institutos, laboratorios y centros del CSIC a lo largo de un año, para conocer de primera mano cómo se genera el conocimiento en distintas disciplinas, y fortalecer así su especialización en comunicación científica.
Tanto los dos Premios –dotados cada uno de ellos con 40.000 euros– como las tres Ayudas –de 35.000 euros cada una– forman parte del Programa de Impulso a la Comunicación Científica, creado a principios de este año por el CSIC y la Fundación BBVA con el objetivo de reconocer e incentivar el trabajo indispensable de los periodistas y comunicadores que informan de manera rigurosa y atractiva sobre los avances de la ciencia, así como mejorar la formación en este campo decisivo para la cultura científica de la sociedad.
La ciencia, “una escuela de tolerancia y humildad”
Los galardonados han destacado en sus intervenciones el papel imprescindible de la ciencia, y su difusión entre el público en general, para construir una sociedad mejor formada, más libre y menos manipulable. “Las sociedades dependen cada vez más de la ciencia y la tecnología; una ciudadanía que no tenga buena información científica estará a merced de avances que no puede comprender y en cuya orientación no podrá participar”, ha resaltado Patricia Fernández de Lis, redactora jefa de Materia.
“Estos galardones son un gran estímulo para los periodistas que nos dedicamos a la ciencia y para los científicos que quieren acercar su trabajo al público, cada vez más dependiente de la ciencia y la tecnología”, ha añadido.
La redactora jefa, que ha hablado en representación de toda la sección de Materia, también ha aludido al valor del buen periodismo, como disciplina que busca seleccionar la información relevante, y que comparte con la propia ciencia el nutrirse de espíritu crítico. “Solemos bromear con que durante la pandemia hemos trabajado más descartando informaciones sin contrastar que en publicar noticias, y buscando sinónimos de la palabra duda para los titulares. El problema es que la sociedad reclama respuestas claras a problemas complejos, como es la lucha contra un virus mortal. Y por eso es tan importante tener en la redacción un equipo fuerte y especializado, que explique por qué la ciencia no ofrece certezas. La ciencia es el mejor modo que tenemos para acercarnos al conocimiento del mundo, pero también nos enseña que es mucho lo que desconocemos, y que incluso lo que hoy parece una certeza puede no serlo mañana. Es una escuela de tolerancia y humildad”.
Contenidos “atractivos y entendibles sin ceder en rigor”
Los científicos premiados se han referido a su alta exposición mediática durante la pandemia, vivida a la vez como responsabilidad y reto, en un contexto en que la información validada ha convivido día a día con los bulos. Alfredo Corell, catedrático de Inmunología de la Universidad de Valladolid, reconoce que la demanda de los medios fue “un tsunami que se me vino encima”, pero del que salió victorioso creando un nuevo estilo de divulgación: “Pensé: ‘Alfredo, esto tendría que entenderlo tu madre si lo estuviese viendo’… y en pocos segundos usé una botella como célula, un minion (los pequeños personajes amarillos de las películas de animación de Universal Studios) como virus y una pinza de tender como anticuerpo neutralizante … y estas metáforas tridimensionales comenzaron a entrar en los platós de todas las cadenas de televisión”.
Corell siente que ha “descubierto un universo”, creando contenido que intenta ser “atractivo, entendible y sin ceder en rigor científico”. Agradece a los medios su apuesta “por la divulgación y la comunicación científica de calidad”, y les pide “que no deje de haber ciencia en televisión. La sociedad lo necesita y lo demanda, no hagamos de esto una moda pasajera”.
Información sólida “frente a la avalancha de bulos y falsedades”
Como especialista en epidemiologia y salud pública en el Hospital Clínic de Barcelona, Antoni Trilla sí estaba acostumbrado a la comunicación científica, pero admite que “nunca antes habíamos vivido una situación similar”. “Hemos sufrido una avalancha de información y desinformación, lo que la OMS ha denominado una infodemia. Hemos recibido una doble dosis de recuerdo de lo que significa la humildad, el saber reconocer nuestras limitaciones al tratar de explicar las incertidumbres que por naturaleza rodean a la ciencia y más aún en el contexto de una crisis sanitaria global. La respuesta ‘esto aún no lo sabemos’ ha sido una de las más frecuentemente empleadas”.
También Ignacio López Goñi, catedrático de Microbiología de la Universidad de Navarra, ha resaltado la dificultad de combinar la demanda de respuestas con la falta de conocimiento sólido, una situación que ha crecido en terreno abonado para la desinformación: “Durante estos meses la sociedad reclamaba certezas, cuando todo han sido incertidumbres. En esta situación, la divulgación de la ciencia, el esfuerzo por hacer comprensible a la sociedad los avances científicos ha resultado fundamental. La ciencia no tiene todas las respuestas, pero solo la ciencia, el conocimiento, la cooperación y la solidaridad nos sacarán y acortarán los tiempos de esta pandemia. Solo juntos nos salvaremos”.
Divulgar para construir “una sociedad más libre”
José Antonio López Guerrero, profesor de Microbiología de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y director de Cultura Científica del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, ha destacado por su parte cómo el coronavirus SARS-CoV-2 “dejó al descubierto lo frágiles que somos como especie”, y la importancia de que la divulgación científica sea “algo inherente a la propia actividad investigadora”.
Finalmente, Margarita del Val, investigadora del CSIC en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CBMSO), ha declarado sentirse “la cara visible de otros científicos y científicas que también han contribuido mucho en la pandemia, pero que lo han hecho más silenciosamente”. Su objetivo como divulgadora ha sido “compartir qué es la ciencia, para que la conozcáis, la valoréis, la apoyéis. Una sociedad más informada y con más conocimiento es una sociedad más sólida y más libre”.
El compromiso con un oficio “de espíritu crítico”
Las beneficiarias de las primeras Ayudas CSIC-Fundación BBVA de Comunicación Científica han hablado en sus discursos de su compromiso con una profesión, el periodismo, que consideran especialmente necesaria ahora.
Ana Iglesias dedicará la beca a aprender a comunicar mejor sobre “el problema más grave” al que nos enfrentamos: la crisis ambiental global. “El periodismo climático, medioambiental, ecosocial, va a tener que estar ahí vigilando, narrando esa transición a un mundo más limpio y justo”, ha dicho. “Nos empujan al precipicio quienes han estado décadas negando interesadamente el cambio climático. La divulgación va a tener que poner en diálogo constantemente la ciencia con la política y con la economía”.
Lucía Casas ha celebrado que la ayuda “nos permite adentrarnos en el mundo de la investigación”, como lo haría un periodista de cualquier otra área: “a veces olvidamos que el periodismo es un oficio de calle y espíritu crítico, y que debemos tomarnos el tiempo necesario para tratar de comprender el mundo; la comunicación científica no puede ser menos”.
Leyre Flamarique ha valorado especialmente que la Ayuda ofrece “un proceso formativo que no sería posible de otra forma”, al “abrir las puertas, literalmente, de los laboratorios del CSIC”, y ha complementado el mensaje de sus colegas demandando espacio para la aportación de los jóvenes: “Falta de experiencia no es sinónimo ni de incapacidad ni de falta de profesionalidad; los y las jóvenes tenemos las virtudes de la pasión, la energía y el esfuerzo”.
Comisión Evaluadora
La comisión evaluadora de los Premios y Ayudas CSIC-Fundación BBVA de Comunicación Científica ha estado presidida por Rosa Menéndez, presidenta del CSIC, e integrada por Rafael Pardo, director de la Fundación BBVA; Jesús Marco, vicepresidente de Investigación Científica y Técnica del CSIC; Rosina López, vicepresidenta de Organización y Relaciones Institucionales del CSIC; Abel Grau, jefe de Comunicación del CSIC; Pablo Jáuregui, director de Comunicación Científica y Medioambiental de la Fundación BBVA; y Caty Arévalo, corresponsal ambiental de la Agencia EFE.
Sobre las instituciones
El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) es un Organismo Público de Investigación autónomo, de carácter multisectorial y multidisciplinar, con personalidad jurídica y patrimonio propios, con implantación en toda España y proyección internacional, y tiene entre sus funciones el fomento, la coordinación, el desarrollo y la difusión de la investigación científica y tecnológica, de carácter multidisciplinar, con el fin de contribuir al avance del conocimiento y al desarrollo económico, social y cultural, así como a la formación de personal y al asesoramiento a entidades públicas y privadas en estas materias.
La Fundación BBVA es expresión del compromiso del Grupo BBVA con el impulso del conocimiento, la tecnología y la innovación, entendidos como una de las vías más eficaces para ampliar las oportunidades individuales y colectivas y preservar la vida en la Tierra. Su actividad se centra en el apoyo a la investigación científica a través de proyectos de investigación, becas, colaboración con instituciones científicas, el reconocimiento del talento a través de distintas familias de premios propios y en colaboración con sociedades científicas, así como en la difusión del conocimiento y la cultura a la sociedad.
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