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Un gen determina la ausencia de pepitas en una fruta de la familia de la chirimoya

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Una investigación liderada por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha identificado un gen que determina la presencia o ausencia de las pepitas en una variedad de la fruta Annona squamosa, de la familia de la chirimoya. La planta, originaria de Tailandia, es comestible y presenta una mutación natural que impide que desarrolle semillas en sus frutos. Los resultados del estudio han sido publicados en el último número de la revista PNAS.

“Los resultados de esta investigación abren la puerta a la posibilidad de, en un futuro, tras una serie de cruces entre A. squamosa y la chirimoya, obtener chirimoyas sin pepitas y quizá también puedan ser aplicables a otras especies frutales”, explica el investigador del CSIC José Ignacio Hormaza, del Instituto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea “La Mayora”.

Aunque ya existen otras frutas sin semillas en el mercado diseñadas para la comodidad del consumidor, como la sandía y las uvas sin pepitas o el plátano, los fundamentos biológicos de la carencia de semillas de esta variedad de Annona squamosa son diferentes. “Durante el proceso reproductivo de las plantas de la familia de la chirimoya, el óvulo presenta dos integumentos, especie de envolturas que lo rodean, mientras que el mutante carece de una de esas capas”, añade María Herrero, investigadora del CSIC en la Estación Experimental “Aula Dei”. Según el estudio, la base de todo se encuentra en el gen INO, presente en las plantas con frutos con semillas y ausente en las que no las tienen.

Mutante natural

“Además, esta fruta es un caso único de mutante natural, ya que no ha sido diseñada por el hombre aunque necesite de su intervención para reproducirse. Sólo puede reproducirse vegetativamente mediante injerto porque, al no producir semillas, no podría sobrevivir por sí misma en la naturaleza.”, continúa Hormaza.

Otra de las principales conclusiones del estudio es, según los investigadores, la confirmación de que la información recopilada en trabajos con especies modelo, como la Arabidopsis thaliana, se puede aplicar a casos de interés agronómico en especies cultivadas. “La expresión del gen INO había sido estudiada en Arabidopsis, pero no se había demostrado su intervención en otras especies filogenéticamente distantes”, apunta Hormaza.

Pistas sobre la evolución de las plantas con flor

"La familia de las Anonáceas, a la que pertenecen el chirimoyo y la A. squamosa, se encuentra entre las plantas de flor más primitivas del planeta, por lo que los resultados obtenidos arrojan valiosa información acerca de la evolución de las plantas con flores o angiospermas. En concreto, apuntan a la presencia del gen INO como pieza clave en la regulación del desarrollo del óvulo en las angiospermas”, concluye Herrero.

Tanto la A. squamosa  como la chirimoya son cultivos tropicales. La chirimoya, del que España es el primer productor mundial, es originaria de los Andes mientras que la variedad sin semillas de A. squamosa fue descubierta en Tailandia.

En la investigación también han participado los científicos Jorge Lora, investigador del CSIC en el Instituto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea “La Mayora”, y Charles Gasser de la Universidad de California (Estados Unidos).

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Referencia científica:
 
  • Jorge Lora, José I. Hormaza, María Herrero, and Charles S. Gasser. Seedless fruits and the disruption of a conserved genetic pathway in angiosperm ovule development. PNAS. DOI: 10.1073/pnas.1014514108

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