La UE financia proyectos del CSIC sobre nuevos alimentos, economía en tiempo real y desafíos en inteligencia artificial

Dos proyectos liderados por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han recibido ayudas Consolidator y Proof of Concept del Consejo Europeo de Investigación (European Research Council), dotadas con unos 2 millones de euros y 150.000 euros, respectivamente. El primer proyecto es una iniciativa para buscar nuevas fuentes de alimentos que sean nutritivos y accesibles para toda la población, coordinada por la investigadora del Instituto de Investigación en Ciencias de la Alimentación (CIAL-CSIC-UAM) Marta Martínez. El segundo, liderado por el investigador del Instituto de Física Interdisciplinar y Sistemas Complejos (IFISC-CSIC-UIB) Massimiliano Zanin, está destinado a monitorizar la situación económica atendiendo a datos sobre el transporte aéreo.

Las Consolidator Grants son ayudas destinadas a investigadores con entre 7 y 12 años de experiencia desde la consecución del doctorado que quieran consolidar su grupo de investigación. Por su parte, las Proof of Concept tienen el objetivo de ayudar a los científicos a reducir la brecha entre los descubrimientos derivados de la investigación de frontera y su aplicación práctica, e incluyen un apoyo para impulsar las primeras fases de su comercialización. Esta financiación forma parte del programa de investigación e innovación de la Unión Europea Horizonte Europa.

Búsqueda de nuevas fuentes de alimento

Martínez dirige el proyecto Prodigest, destinado a diseñar estrategias que permitan explotar fuentes alternativas de alimentos y poder predecir sus posibles efectos en la salud. “Para ello es necesario comprender cómo se correlaciona la estructura de los alimentos, su digestibilidad y su biodisponibilidad. Prodigest pretende investigar la correlación entre estos factores desde una perspectiva totalmente innovadora”, explica la investigadora del CSIC.

El sistema alimentario actual se enfrenta a grandes retos relacionados con cuestiones medio ambientales y de salud. Por un lado, los recursos naturales no se explotan de una manera eficiente y, mientras que algunas fuentes están sobreexplotadas, agravando la problemática de escasez de recursos, otras están infrautilizadas. Además, los hábitos alimenticios poco saludables de la sociedad moderna están ocasionando un aumento en la incidencia de enfermedades crónicas como la obesidad o la diabetes.

“En este proyecto se estudiará el tipo de estructuras formadas por los productos de digestión de proteínas alimentarias, utilizando para ello técnicas avanzadas de caracterización que hasta el momento no han sido muy explotadas en el campo de tecnología de alimentos, como las técnicas de dispersión de rayos-X y neutrones. El objetivo final es poder establecer una relación entre los mecanismos de digestión de los alimentos, el tipo de estructuras formadas por los productos de digestión y la biodisponibilidad de los nutrientes y su potencial impacto en la salud de los consumidores”, destaca Martínez.

Los resultados de Prodigest podrían abrir la vía al potencial desarrollo de estrategias para explotar nuevas fuentes de proteínas alimentarias, al futuro desarrollo de fármacos y nutracéuticos más eficaces, así como a la investigación de los mecanismos implicados en el proceso de señalización intestinal y secreción de hormonas relacionadas con la saciedad.

Monitorizar los precios de los vuelos

El proyecto Re-te (Regional Economy / Travel Expectations), liderado por Zanin, tiene como finalidad utilizar la gran cantidad de datos disponibles sobre el transporte aéreo para monitorizar, en tiempo real, la situación de la economía.

“La idea de base es que la demanda de transporte aéreo está muy ligada a la situación económica. Si la economía va mal, o los ciudadanos no tienen confianza sobre el futuro, lo primero que se eliminan son los viajes en avión, unos cambios que se reflejan de forma automática en los precios de los billetes”, detalla el investigador del CSIC.

En concreto, el equipo liderado por el investigador del CSIC tiene en mente desarrollar una web que pondrá a disposición de los usuarios informes sobre la evolución de estos indicadores del estado de la economía. “La ventaja es que estos datos tienen muy alta frecuencia y responden muy rápido a eventos externos. Por ejemplo, es posible ver cómo evolucionan los precios de los billetes de avión a diario, mientras que los indicadores clásicos se suelen actualizar cada trimestre”, señala.

Búsqueda de nuevos retos en inteligencia artificial

Por otro lado, el proyecto Allies (Artificial inteLLigence In sustainable dEvelopment goalS), ha recibido el apoyo de una ayuda Marie Skłodowska-Curie (MSCA) de la Unión Europea. Este nuevo programa postdoctoral, liderado por el CSIC y coordinado a través del Instituto de Investigación en Inteligencia Artificial (IIIA-CSIC) en colaboración con la red AIHUB-CSIC, tiene como objetivo la contratación de 17 investigadores postdoctorales.

El programa Allies, que cuenta con la participación de 18 centros de investigación del CSIC, pretende dar un paso más hacia la consecución de los retos científicos en inteligencia artificial, robótica y ciencia de datos definidos por el CSIC y por las estrategias nacionales y europeas sobre inteligencia artificial. Este programa postdoctoral tiene también como meta convertirse en un punto de entrada para apoyar la transferencia de conocimientos a otras organizaciones y sectores, así como una herramienta para promover un progreso socialmente aceptable y ético, alineado con los valores de la UE.

Las MSCA financian proyectos para todas las etapas de la carrera de los investigadores, ya sean doctorandos o investigadores con experiencia, y fomentan la movilidad transnacional, intersectorial e interdisciplinaria. Estas ayudas permiten a las entidades de acogida (universidades, centros de investigación y empresas) incorporar investigadores extranjeros con talento y crear alianzas estratégicas con instituciones líderes en todo el mundo.

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