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#NATURALEZA #Fauna #Especies amenazadas

La Finca Experimental La Hoya, un referente mundial en la conservación de ungulados africanos

Los investigadores Jorge Cassinello y Francisco Domingo explican la relevancia de esta instalación de la Estacion Experimental de Zonas Áridas del CSIC

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La Finca Experimental La Hoya (FEH, en adelante), localizada en una hondonada situada detrás de la colina en donde se asienta la Alcazaba de la ciudad de Almería, es una instalación singular dependiente de la Estación Experimental de Zonas Áridas (EEZA-CSIC), reestructurada como unidad de apoyo y servicio en el Plan Estratégico 2010-2013 de nuestro instituto. En sus inicios, en la década de los años 70 del siglo pasado, se denominó Parque de Rescate de Fauna Sahariana, y albergó unos pocos ejemplares de cuatro especies de ungulados en peligro de extinción, procedentes del Sáhara Occidental, territorio español por aquel entonces. Este año 2021 conmemoramos 50 años de la llegada de las primeras gacelas a Almería. La población actual ronda los 400 ejemplares, y ya se han llevado a cabo varios proyectos de reintroducción en África de las tres especies de gacelas que albergamos en la finca.

El origen

El 14 de enero de 1971 aterrizó en el aeropuerto de Almería un avión militar procedente del Sáhara Occidental, del que desembarcaron un total de 24 gacelas, 7 de la subespecie dama mohor y 17 dorcas saharauis, que fueron trasladadas a la finca “La Hoya”, una instalación del CSIC situada en un paraje único a los pies de la Alcazaba, en pleno casco histórico de la ciudad de Almería. Culminaba así la Operación Mohor, una empresa que comenzó a gestarse en 1963, gracias al empeño y dedicación de José Antonio Valverde, biólogo y ecólogo, y uno de los primeros activistas españoles en pro de la protección de la biodiversidad. Entre otras iniciativas, fue uno de los principales promotores de la creación del Parque Nacional de Doñana.


Rebaño de gacelas dama Mhorr. / Almudena Delgado

 

Sus expediciones al Sáhara dieron a conocer a la comunidad científica la particular fauna que habitaba aquellos parajes desérticos, pero su dedicación no se centró solo en el estudio ecológico, sino también en la defensa y protección de hábitats y especies amenazadas. Sus detalladas observaciones le permitieron aventurar el declive poblacional de la gacela dama mohor, por lo que dedicó todos sus esfuerzos en conseguir apoyos institucionales que permitieran rescatar algunos ejemplares de esta subespecie para su eventual reproducción en cautividad.

A finales de la década de los 50 del siglo pasado el comandante Julián Estalayo, militar español destinado en Daora, había logrado reunir y mantener en cautividad a un pequeño rebaño de gacelas mohor, garantizando, sin saberlo, el futuro de la especie. Valverde era conocedor de la existencia de este rebaño y en 1970 se llegaría a un acuerdo con Estalayo, organizándose, con el apoyo económico de ADENA (la rama española del WWF) y logístico del Ministerio del Aire, lo que se vendría a denominar la Operación Mohor, el viaje de la gacela extinta a las instalaciones del CSIC en Almería.

Esta empresa impulsada por Valverde fue posible gracias a la colaboración de diversas personalidades, como el Director del entonces Instituto de Aclimatación, hoy Estación Experimental de Zonas Áridas, Manuel Mendizábal, y de Antonio Cano, un entusiasta naturalista almeriense que resultó a la postre esencial en el éxito de la operación. Las primeras gacelas se trajeron a las instalaciones del Instituto en el barranco “La Hoya”. Cano desempeñó su labor durante más de 12 años, en compañía de su hija Mar Cano, con posterioridad investigadora de la EEZA, y que consiguió años después hacer perdurar el legado de su padre, llevando a cabo las primeras reintroducciones de gacelas en sus lugares de origen.

La urgencia de la operación resultó a la postre providencial, pues al poco quedó evidenciada la total extinción de la gacela mohor, originariamente presente desde la costa atlántica del Sáhara hasta territorios al oeste de Níger. Posteriormente, en 1975, se incorporarían al Parque de Rescate, unos pocos ejemplares de otras dos especies propias de zonas montañosas, el arrui sahariano y la gacela de Cuvier, o gacela del Atlas.


La Finca Experimental La Hoya de la EEZA-CSIC. / Clement López

 

El mimo y el cuidado con el que se atendió a estas poblaciones fundadoras, suplió con creces la falta de experiencia previa, y aseguró el éxito de la empresa. Las cuatro especies se reprodujeron y crecieron en número, lo que dio lugar a la firma de convenios con diversos núcleos zoológicos, tanto nacionales como internacionales, para distribuir las poblaciones y así potenciar sus posibilidades de supervivencia ante eventuales procesos infecciosos que pudieran ponerla en jaque. Hoy, 50 años después y bajo el amparo del CSIC, se han conseguido establecer programas europeos de cría en cautividad para estas cuatro especies de ungulados, bajo el auspicio de la Asociación Europea de Zoos y Acuarios (EAZA) y coordinados por personal científico y técnico de la EEZA. La meta de nuestros programas de cría es alcanzar para cada especie un tamaño poblacional que asegure su viabilidad futura y eventualmente permita realizar proyectos de reintroducción en sus territorios de distribución original, como es el caso de las poblaciones de gacelas reintroducidas en Marruecos, Senegal y Túnez.

¿Pero qué tienen de particular nuestra instalación que la hace única en el mundo?

La Conservación Ex situ

El acuciante declive de la biodiversidad que está teniendo lugar a lo largo y ancho del planeta debido a la incesante actividad humana, alterando ecosistemas, en algunos casos hasta su total desaparición, obliga al desarrollo de programas alternativos de protección y restauración, que buscan recuperar o al menos frenar esta nueva Gran Extinción en masa de las especies. Estas iniciativas se enmarcan en lo que se denomina la Conservación In situ de especies y ecosistemas. Sin embargo, no siempre es factible y viable salvaguardar la fauna amenazada en sus áreas de distribución original, y es entonces cuando juega un papel primordial la Conservación Ex situ, aquella llevada a cabo fuera de los hábitats naturales, por medio del mantenimiento y cría de especies en cautividad o semi-cautividad.

Existen diversos tipos de núcleos zoológicos, pero por lo general se trata de instituciones de carácter privado con un cierto ánimo de lucro. Las primeras exposiciones de animales vivos, por lo general exóticos, fueron las denominadas “casas de fieras”, las cuales solían contener unos pocos ejemplares por especie, mostrados en jaulas o cercados de pequeño tamaño, y solo en raras ocasiones se contemplaba su reproducción y cría. La primera exhibición de animales de este tipo, de la que se tiene constancia documental, fue la establecida en 1752 en los jardines del Palacio de Schönbrunn, en Viena, Austria. Los animales de muestra se obtenían de expediciones zoológicas en los países de origen, y por lo general las condiciones de salubridad y espacio disponible dejaban bastante que desear. Con el tiempo fueron evolucionando este tipo de instalaciones, y se suele señalar que el concepto de zoológico moderno, tal y como se entiende en la actualidad, se desarrolló a partir de la creación del Parque Zoológico de Londres en 1820, la primera exhibición de fauna que aparte de tener fines expositivos, tenía una función informativa y científica.

Con independencia de la consideración legal que de núcleo zoológico se tenga en cada legislación nacional, y centrándonos en la exposición y cría de mamíferos ungulados, tenemos diferentes tipos de instalaciones, tales como zoológicos propiamente dichos, con cercados de mayor o menor extensión, extensiones mayores bajo la denominación de “safaris park” o parques de fauna salvaje, instalaciones con animales de granja, o, particularmente en Norteamérica, ranchos o fincas de gran extensión con fauna exótica en semi-libertad.

Un ejemplo en conservación de fauna amenazada

Nuestra Finca Experimental, como instalación Ex Situ, no puede clasificarse en ninguno de los tipos de núcleos zoológicos enumerados más arriba, y posee una serie de características que la convierten en un ejemplo único en el mundo. ¿Qué la hace tan especial desde el punto de vista de la conservación animal?

  • Su misión es puramente conservacionista, pues busca preservar y reintroducir poblaciones de especies animales en peligro de extinción.
  • Se caracteriza por una reproducción continuada de las especies que contiene, particularmente de las tres especies de gacelas, algo poco común en los zoológicos, una de las instalaciones más similares en estructura y extensión.
  • Contiene exclusivamente fauna amenazada, si no extinta.
  • Desarrolla proyectos de investigación científica de diversa índole
  • Nuestra institución es pública y no tiene ánimo de lucro, con lo que no se ve mediatizada en su gestión por factores asociados a la presencia de visitantes.

Existen múltiples ejemplos de los tipos de núcleos zoológicos enumerados, pero no existe parangón con la FEH en ningún país, en ningún continente. En España, y bajo la gestión del mayor organismo nacional de investigación, el CSIC, tenemos la fortuna de contar con una de las instalaciones más especializada y relevante en conservación de fauna amenazada de grandes mamíferos. Este año 2021, como se menciona al principio, cumplimos 50 años de historia, y nos espera un importante reto para los próximos años: continuar con nuestra labor e intentar mejorarla, incrementando los esfuerzos en gestión e investigación, algo que habrá de pasar indefectiblemente, en un futuro más o menos cercano, por tener un nuevo enclave,  más amplio y con más posibilidades técnicas y mejores infraestructuras, de tal modo y manera que no solo aseguremos la continuidad de nuestra labor conservacionista y científica sino que aspiremos a alcanzar nuevas e ilusionantes metas.

Jorge Cassinello, Vicedirector EEZA-CSIC

Francisco Domingo, Director EEZA-CSIC

 

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