Eloy Revilla: “Mantener un medio ambiente saludable es el reto del siglo”
El nuevo director de la Estación Biológica de Doñana, Eloy Revilla, asume el desafío de consolidarla como referente internacional de investigación medioambiental
El nuevo director de la Estación Biológica de Doñana, Eloy Revilla, asume el desafío de consolidarla como referente internacional de investigación medioambiental
El Parque Nacional de Doñana, de 35.000 hectáreas, es una de las joyas salvajes de Europa y el mayor refugio de aves migratorias del continente. Doñana es el hogar de millones de aves migratorias y de especies en peligro como el lince ibérico. Allí se ubica la Estación Biológica de Doñana, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que estudia cómo se genera la biodiversidad, cómo se mantiene y cómo se deteriora, cómo se pierde y cómo se puede conservar. El nuevo director de la Estación, Eloy Revilla, asume el cargo con el reto de mantener la excelencia de la estación como referente científico internacional y con el desafío de atraer a nuevos jóvenes investigadores que traigan savia nueva para estudiar este paraje único.
- ¿Si tuviera que definir al CSIC no por sus siglas, sino por lo que supone, qué diría de la institución?
Bajo el paraguas del CSIC hay un grupo de gente que hace ciencia trabajando prácticamente en todos los campos, con resultados reconocidos internacionalmente por su relevancia. Comparado con otros organismos públicos de investigación similares en Europa, el CSIC llama la atención por su elevada productividad para los recursos invertidos, tanto humanos como materiales, y a pesar de tener una estructura administrativa que no está pensada para trabajos creativos como el científico. Es una de esas joyas que tenemos en el ámbito público de nuestro país y que como sociedad deberíamos conocer mejor y apreciar más, tal y como ocurre con otros casos de éxito similares como es el de la sanidad pública.
- Su primer día en el despacho de director de la EBD: ¿qué fue lo más difícil para usted?
El cambio de modo mental, aún estoy en ello. Soy un investigador más del claustro del centro y tengo mis preguntas científicas a largo plazo, mis proyectos, mi equipo de gente…Aceptar la dirección supone un coste personal muy alto ya que la dirección de un centro del tamaño de la EBD limita mucho el tiempo que queda disponible para la investigación.
- Cuando alguien asume un cargo, tiene retos y objetivos, ¿cuáles son los suyos?
Somos un centro de investigación y por tanto todo lo que hagamos todos debe ser por y para la ciencia. Desde un punto de vista administrativo debemos trabajar por hacer la vida lo más sencilla posible a los científicos que trabajan en la casa, desde los estudiantes de doctorado hasta los jefes de grupo. Trabajamos para eso y lo que esperamos a cambio es que sean creativos y hagan la mejor ciencia posible tanto a nivel básico como aplicado. La gente trabaja mucho, muchísimo, y si conseguimos que su tiempo se centre fundamentalmente en la ciencia, toda la sociedad saldrá ganando.
De manera urgente tenemos que trabajar por la renovación del claustro de investigadores. En los últimos años se ha ido mucha gente, gente muy buena, bien a otros centros, bien por jubilación, y en los próximos años el panorama no es mejor. El tamaño en ciencia sí importa, la masa crítica de un centro es fundamental para que se den sinergias y para poder aspirar a trabajar en las preguntas más ambiciosas. Queremos traer a los mejores y para eso necesitamos todo el apoyo que el CSIC nos pueda ofrecer. Tras una andadura de más de cincuenta años, la necesaria renovación generacional debe hacerse con los mejores jóvenes investigadores que nos aporten líneas de investigación novedosas. Esto es fundamental para la consolidación de la EBD como centro de referencia a nivel internacional.
- La Estación Biológica de Doñana... ¿pero investigan más allá de Doñana, no es así?
Doñana está en nuestro ADN, es parte de nuestra historia y es nuestra seña de identidad, y, lógicamente, hay investigadores que trabajan en Doñana. Investigamos sobre temas muy diversos, incluyendo biología evolutiva, ecología de poblaciones y comunidades, biología de la conservación de especies amenazadas, patrones de biodiversidad a gran escala y efectos del cambio global, impacto de actividades humanas como las infraestructuras etc. Estos trabajos se desarrollan en múltiples lugares, tanto de España como del mundo. Nuestro trabajo tiene el foco en el medio ambiente. Mantener un medio ambiente saludable a todos los niveles es el gran reto de este siglo para la humanidad y a pesar de ello da la sensación de que la investigación de la biodiversidad de manera general y especialmente la investigación básica ha pasado a segundo plano, dándose prioridad a otros temas. Es un absoluto contrasentido. Nosotros seguiremos contribuyendo cada día con nuestro trabajo.
- Son uno de los institutos del CSIC más mediáticos, ¿a qué cree que se debe?
La sociedad tiene un gran interés por los temas ambientales. De niños todos somos naturalistas, pero la sociedad urbana actual y su corsé educativo nos van limando esa curiosidad innata. En la sociedad actual solo unos pocos afortunados podemos seguir siendo naturalistas y por ello debemos hacer lo posible por dar a conocer nuestro trabajo en ciencia básica. Además, los temas más aplicados en los que trabajamos se encuadran dentro del actual escenario de cambio global y son por tanto de gran interés sociopolítico. Además, está Doñana, que suena en la cabeza de la gente como un lugar mágico donde bulle la vida, una especie de paraíso aspiracional para las mentes urbanas de hoy. Así, cualquier tema relacionado con Doñana tiene interés para la sociedad. Finalmente, el ingrediente secreto de ser mediáticos está en que hacemos el esfuerzo para serlo, haciendo divulgación. Es necesario pensar en la divulgación de todos los trabajos que realizamos como científicos, sean estos ciencia básica o aplicada.
- ¿Cómo se llevan la investigación y la conservación en el Espacio Natural Doñana?
Esa relación es un ejemplo histórico de caso de éxito. Doñana era un lugar desconocido antes de que comenzaran los trabajos de investigación realizados por la Estación Biológica de Doñana. Investigadores del CSIC como José Antonio Valverde y muchos otros que vinieron detrás, fueron claves en la posterior protección del lugar como Parque Nacional y permitieron también que el mundo conociera Doñana. Desde entonces ciencia y conservación han ido de la mano. Doñana es un sitio real, de carne y hueso, con unos valores naturales excepcionales, pero también con problemas y eso significa que se puede hacer aún más y mejor. La administración debe usar los resultados de la ciencia en la toma de decisiones de manejo para la conservación, y esto incluye financiar proyectos aplicados que den respuestas a los retos que tiene el espacio en la actualidad.
- ¿No pierde todo un poco de sentido cuando se habla de que antes de final de siglo Doñana habrá desaparecido por la subida del nivel del mar?
En absoluto. Doñana es históricamente un lugar de cambio, una zona de por sí muy dinámica. A esto se suma el efecto de las muchas presiones humanas que sufre, desde el nivel local al global, como es el caso de la subida del nivel del mar debido al cambio climático. Muchos de estos cambios se han observado y descrito gracias al trabajo de la propia EBD. Observar en tiempo real cómo y por qué se producen nos da una oportunidad única de aprender. Para ello tenemos la gran suerte de contar con la Infraestructura Científica y Técnica Singular Reserva Biológica de Doñana, que nos sirve de plataforma para dar servicio a los investigadores que trabajan en Doñana y su entorno, vengan de donde vengan.
- ¿Recuperarán el distintivo de excelencia Severo Ochoa?
Como te decía antes, nuestro objetivo es hacer ciencia de calidad. El Severo Ochoa es un premio a esa ciencia de calidad y por tanto no debe ser un objetivo en sí mismo, debiera ser una consecuencia. Haberlo obtenido como primer centro gestionado solo por el CSIC fue un gran logro.
- Háblenos de las personas que trabajan en la EBD. ¿Qué puntos fuertes tiene su comunidad investigadora y técnica?
Son los mejores en su ámbito, son gente valiente que no tiene miedo a seguir aprendiendo y a enfrentarse a preguntas y retos nuevos cada día. Y esto aplica a científicos, a técnicos y a personal administrativo y de servicios. Da gusto trabajar para esta gente. Como todas las familias tenemos nuestros altibajos, pero nos gana el entusiasmo por el trabajo que hacemos y el saber que es muy relevante en estos momentos en los que la biodiversidad de nuestro plantea y la propia humanidad se encentran en una encrucijada.
- Para terminar, ¿qué le gustaría que dijeran de usted cuando finalice su mandato de director de la EBD?
Quizá la pregunta sería qué me gustaría que se dijera de la EBD cuando yo haya dejado de ser director. Me gustaría que fuese un referente por la relevancia del trabajo que se hace, no solo del CSIC, si no a nivel internacional.
Erika López / CSIC Comunicación
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