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Margarita Salas

Imagen mujer pionera

Científica pionera de la biología molecular en España, creció en Oviedo, en una familia asturiana culta que apoyó los estudios superiores de sus hijas. Se licenció en Química por la Universidad Complutense en Madrid. Aconsejada por su pariente, el bioquímico español Severo Ochoa, entonces ya ciudadano de los Estados Unidos y premio Nobel de Medicina 1959, hizo las investigaciones para su tesis doctoral en Madrid bajo la dirección de Alberto Sols, que había regresado a España en 1956 tras varios años en Estados Unidos. Durante su estancia postdoctoral (1964-1967) en el departamento que Ochoa dirigía en la Universidad de Nueva York, Salas obtuvo algunos de los logros más importantes de sus investigaciones: la dirección de lectura del mensaje genético, la identificación del triplete que detiene la transcripción y los factores de iniciación de la biosíntesis de proteínas. Esos resultados le proporcionaron una autoridad científica desde muy joven que se reconoció en España a su regreso mientras el proceso de iniciación de la síntesis de proteínas se convirtió en uno de los temas principales de investigación del grupo que dirigió Ochoa en Nueva York y, después, en el Instituto Roche.

La selección del virus phi-29, agente infeccioso de la bacteria Bacillus subtilis, permitió a Salas y a su marido, Eladio Viñuela, regresar a Madrid, al Centro de Investigaciones Biológicas del CSIC, con un proyecto de investigación sobre la biología molecular de ese virus y una subvención de la Fundación Jane Coffin Child Memorial que obtuvieron con el apoyo de Ochoa y con otras posteriores de los National Institutes of Health (Estados Unidos). Era un virus de apariencia sencilla que se convirtió en un sistema experimental que proporcionó muchos beneficios. Con sus primeros becarios predoctorales Enrique Méndez, Jesús Ávila, Antonio Talavera, Juan Ortín y José Miguel Hermoso, empezaron las investigaciones y Margarita Salas se convirtió en experta en fagos (virus de bacterias) reconocida dentro y fuera de España. Perteneció al primer grupo de mujeres nombradas profesoras de investigación cuando se crearon esas plazas en 1971 y dirigió su propio equipo desde que Viñuela se dedicó al virus de la peste porcina africana.

Logros posteriores, entre los cuales la detección de un enlace covalente entre una proteína y un ácido nucleico, y un sistema nuevo de replicación del ADN precisamente a través de una proteína terminal, consolidaron su autoridad académica y su fama internacional. La patente del proceso de síntesis de ADN in vitro, con el que obtuvo reconocimiento académico adicional, y que ha proporcionado beneficios directos al CSIC, fue un producto de las investigaciones del grupo que dirigió en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CBM), basado en la acción de la ADN polimerasa que aislaron del fago phi 29. Las propiedades de esta polimerasa la convirtieron en una herramienta biológica para amplificar el ADN a partir de cantidades muy pequeñas. El proceso fue patentado en Estados Unidos, en la Oficina Europea de Patentes en Munich, en Japón, España y Alemania, como informa el museo virtual de la Oficina Española de Patentes y Marcas.

Margarita Salas fue profesora de Genética Molecular de la Facultad de Química de la Universidad Complutense entre 1968 y 1992. Recibió doctorados honoris causa por 10 universidades, fue directora del CBM, donde trabajó toda su vida desde que se creó en 1975. Fue elegida académica de la Real Academia de Ciencias (1988), de la Academia Española (2001), de la National Academy of Sciences de los Estados Unidos, de la American Academy of Arts and Sciences (2005), de la Organización Europea de Biología Molecular (EMBO) (1983) y presidenta del Instituto de España -primera mujer y primera persona especializada en ciencias que recibía ese nombramiento desde que lo fuera Manuel Lora-Tamayo durante la dictadura de Franco-. Recibió muchos reconocimientos, aunque no el premio Príncipe de Asturias. Apasionada por su trabajo, entregada a la investigación como una forma de vida y maestra de varias generaciones dedicadas a la biología molecular.  

María Jesús Santesmases

Instituto de Filosofía, CSIC 

 

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