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#INSTITUCIONAL #Internacional #Política científica

Objetivos de Desarrollo Sostenible

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Dentro de los eventos programados para conmemorar el 80 aniversario del CSIC, se celebró el debate ‘El compromiso de la ciencia con los objetivos de desarrollo sostenible’, el 4 de julio en el edificio Central del CSIC en la calle Serrano, 117. La iniciativa, enmarcada dentro del ciclo ‘Ciencia y Futuro’, pretende abordar los nuevos retos a los que se enfrenta la ciencia y, en palabras de nuestra presidenta Rosa Menéndez, “destacar el compromiso y la responsabilidad de la ciencia con la sociedad”.

El debate contó con la presencia de Cristina Gallach, alta comisionada para la Agenda 2030, quien moderó el encuentro en el que también participaron los siguientes expertos: Ángeles Heras, secretaria de Estado de Universidades, Investigación, Desarrollo e Innovación, Gustavo Suárez Pertierra, presidente del Comité Español de UNICEF, Mª Ángeles Durán, profesora de investigación del Centro de Ciencias Humanas y Sociales, Íñigo Losada, del Instituto de Hidráulica Ambiental de la Universidad de Cantabria, Joaquín Tintoré, profesor de investigación en el IMEDEA y Ángeles Gómez Borrego, investigadora del INCAR.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que deberán alcanzarse en los próximos 15 años, fueron fijados el 25 de septiembre de 2015 por parte de Naciones Unidas como una serie de objetivos globales para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos los habitantes. Cristina Gallach destacó el carácter global de la agenda y la necesidad de que todos los actores estén implicados a través de políticas públicas, pero también de alianzas y partenariados, y con la implicación de la sociedad civil. El hecho de que 193 países estén comprometidos con los ODS y que los avances giren en torno a la I+D+i, situación inédita en una agenda global, nos permite cierto optimismo.

El último Informe del IPCC sobre calentamiento global alerta de la subida de 1,5 grados. Por tanto, debemos encontrar un equilibrio entre las necesidades de la población mundial, la energía, el desarrollo sostenible y el medioambiente. Cómo afrontar y mitigar estos efectos es un largo camino al que tendremos que hacer frente en muy poco tiempo.

Las estrategias de I+D+i para el periodo 2021-2027, expuestas por la secretaria de Estado, se dividen en bloques esenciales, enfocados a los recursos humanos, la digitalización y las infraestructuras, y en otros bloques más específicos, que abordan cómo realizar una ciencia abierta y excelente y trabajar en que la sociedad sea partícipe de este conocimiento, formando ecosistemas de innovación y de emprendimiento. Por supuesto, todo ello acompañado de una legislación y financiación adecuadas para coordinar y complementar las prioridades locales, regionales y nacionales.

El doctor Pertierra quiso dedicar especial atención al ODS número 4, centrado en la educación, en que destacó la necesidad de rediseñar una sociedad tolerante, inclusiva, con políticas que incorporen a todos los agentes sociales. Todo ello, con la búsqueda del apoyo de los sectores económicos para afrontar los desafíos globales, buscando 

una educación de calidad; un aprendizaje que abarque toda la vida de las personas. La educación es básica para romper el ciclo de la pobreza, enlazado con el primer ODS, e impacta con fuerza en el 5 ya que el abandono temprano de la escuela, empobrece más a las niñas y mujeres.  España está en un ranking muy preocupante en abandono escolar en secundaria y en el resto del mundo menos desarrollado hay que priorizar las políticas en educación infantil y primaria. El ODS de educación enlazaría con la importancia del noveno, sobre innovación e investigación y la necesidad de aumentar la inversión transversalmente para cumplir los objetivos de la Agenda.

Los organismos públicos de investigación tienen un papel prioritario en este apartado. Hay que abandonar los viejos modelos de I+D y adoptar unos nuevos en los que se aborden los problemas reales y definir el papel de la investigación en el mundo. En estos últimos 50 años se ha avanzado más que en los 500 anteriores, pero hay que coordinar bien el trabajo si en los próximos 15 queremos alcanzar estos ODS. La mayoría de población joven se encuentra en países emergentes y es la que más va a necesitar esa educación. Este desafío representa una gran oportunidad para cambiar el modelo.

La propuesta ambiciosa de los ODS ha mejorado respecto a la inicial que hubo de los Objetivos del Milenio. Según Ángeles Durán estamos consiguiendo el objetivo de garantizar la vida sana para todas las edades, sobre todo en países como el nuestro, en el que el bienestar y la esperanza de vida indican que el trabajo bien hecho da sus frutos. Es necesario seguir haciendo hincapié en acciones a nivel territorial y en la movilización ciudadana. El papel delcientífico es primordial: “Entendemos la ciencia como un ‘proceso’ en el que tenemos que preguntarnos para qué trabajamos y por quién. La ciencia es un modo de sentirse unido con la sociedad”.

Hay 11 ODS sociales. Desde la perspectiva de los científicos sociales, la capacidad crítica es esencial para provocar un cambio. La mayoría de los ODS tienen que ver con el fin de la pobreza, acabar con el hambre, la búsqueda de la vida sana, la educación o el empoderamiento de la mujer y la niña, encaminados a que repensemos la ciencia dentro del sistema de ciencia. La oobreza energética, el crecimiento, los consumidores y el trabajo digno aparecen como nuevos objetivos a conseguir en bien de una paz social. En esta tarea la ciencia desempeña un papel muy importante.

En la búsqueda de equilibro y cómo afrontar los cambios no debemos olvidar la configuración de nuestro Planeta. Tres cuartas partes de él son agua. ¿Cómo abordar la gestión del agua, los ecosistemas terrestres e hidráulicos? es uno de los aspectos clave de este debate, señala Íñigo Losada. El calentamiento global está cambiando la salinización de nuestros mares y estas perturbaciones provocan olas de calor, desastres naturales, etc. Se ha mejorado mucho la calidad del agua en Europa y, especies que creíamos en grave peligro, como el atún rojo, se han ido recuperando con el esfuerzo de grupos científicos, señala Joaquín Tintoré. Estamos en un momento ideal para la ciencia y para los ODS, ya que contamos con los instrumentos para poder medir, pero “debemos dejar de documentar la tragedia para buscar soluciones” pasando de “los egosistemas a los ecosistemas”.  Esa mejora de nuestra capacidad de medición nos permitirá evaluar la eficacia de las políticas para conseguir los ODS.

La I+D+i está en la raíz del séptimo objetivo, energía asequible y no contaminante, que a su vez impacta en el número 9, industria; el 11, ciudades; y el 13, acción por el clima, señala Ángeles Gómez Borrego. Los científicos han hecho un enorme esfuerzo de armonización y confluencia para proporcionar mediciones adecuadas y que se puedan tomar decisiones que permitan revertir el cambio climático. En los últimos años hemos visto cómo las energías renovables han alcanzado un desarrollo tecnológico a un coste que permite su implementación a gran escala, aunque otras energías como la de fusión no llegan al nivel de madurez requerido. Tecnologías de captura de CO2 inicialmente desarrolladas pensando en la producción de electricidad tendrán su aplicación en otros sectores industriales. Las soluciones que aportan la ciencia y la tecnología permiten rediseñar las políticas de implementación de los ODS.

Convencer a los poderes económicos, tejer alianzas y reconocer el liderazgo como clave para llevar a cabo los ODS son las principales conclusiones de este debate, que nos encamina a  realizar una profunda reflexión para encontrar el modelo de sociedad que queremos y que necesitamos. La financiación en ciencia es crucial en este camino. Las plataformas y las misiones se configuran como instrumentos adecuados para potenciar el carácter transdisciplinar e interdisciplinar de la ciencia, haciendo posible una transferencia eficaz a la sociedad. Tenemos que lograr un consenso internacional para afrontar la trasnformación en el poco tiempo que queda para que el cambio global no sea irreversible.

 

Texto: Ángeles Gómez Borrego

Fotografías: César Hernández

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